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Körperpräsenz in Don Quixote

I. Der Leser:
Emotionale Teilnahme und Identifikation. Im zweiten Kapitel der Philosophia Antigua Poética, der 1596 in Madrid erschienenen Poetik des Alonso López Pinciano, wird im Zusammenhang mit Platos Dichterkritik eine Begebenheit erzählt, die ein bezeichnendes Licht auf das Literaturverständnis des ausgehenden 16. Jahrhunderts wirft. Zwei Freunde sind zu einer Hochzeit geladen. Nach dem Nachtmahl zieht sich einer von den beiden, Valerio, mit einem Buch in sein Schlafgemach zurück. Plötzlich stürmt eine Haushälterin in den Esssaal und gibt händeringend zu verstehen, dass Valerio soeben verstorben sei. Die Gäste sind zutiefst erschrocken und sehen nach. Zu ihrer Erleichterung hat sich der junge Mann inzwischen von seiner Ohnmacht erholt und kann das Geschehene gleich selber erklären. Doch hören wir uns den Ausgang dieser Episode im Original an:
Valerio se fué a reposar; el qual, luego que fué dentro de la cama, pidió un libro para leer, porque tenía costumbre de llamar al sueño con alguna letura; el libro se le fué dado, y él quedó leyendo mientras los demás estávamos en una espaciosa sala passando el tiempo, agora con bayles, agora con danças, agora con juegos honestos y deleytosos. Al medio estava nuestro regocijo, quando entró por la sala una dueña que, de turbada, no acertava a dezir lo que quería; y, después, dixo que Valerio era defunto: y yo me alboroté, como era de razón, y los demás, assí galanes como damas, que, a gran priessa, desembaraçavan la sala y llenaban los corredores, y desseando cada uno ser el primero que al muerto resuscitasse, tropeçamos unos con otros y caymos de manera los hombres y mujeres que, a no yr tan turbados, diéramos que reyr. En suma: yo llegué antes y hallé a mi compañero como que avía buelto de un hondo desmayo; la causa le pregunté y qué avía sentido. El me respondió: “Nada, señor, estava leyendo en Amadís la nueva que de su muerte truxo Archelausa, y dióme tanta pena, que se me salieron las lágrimas; no sé lo que más passó, que yo no lo he sentido.” La dueña dixo entonces: “Tan muerto estava como mi abuelo; que yo le llamé y le puse la uña del pulgar entre uña y carne del suyo: no sintió más que un muerto.”

Seiten 241 - 257

DOI: https://doi.org/10.37307/j.1866-5381.2009.02.02
Lizenz: ESV-Lizenz
ISSN: 1866-5381
Ausgabe / Jahr: 2 / 2009
Veröffentlicht: 2009-12-30
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